domingo, 7 de julio de 2013
miércoles, 3 de julio de 2013
El principito.
Uno de mis libros favoritos es El principito, es una historia hermosa. Debo de confesar que al final llore, soy una chica muy sentimental. Pero vallamos al punto, recomiendo este libro, es maravilloso, la manera de escribir de Saint Exupéry, los detalles, todo.
Aquí les dejo unas frases e imágenes, disfrútenlo.
Todas las personas mayores fueron antes niños (pero pocas lo recuerdan).
Cuando encontraba una persona que me parecía un poco lucida,
lo sometía a la experiencia de mi primer dibujo, pues como siempre lo conserve.
Quería saber si era realmente compresiva. Pero siempre me respondía: ‘’Es un
sombrero’’. Para entonces no les hablaba ni de serpientes boas, ni de selvas
vírgenes, ni de estrellas. Mejor me ponía a su altura: les hablaba de golf,
bridge, política y corbatas. Y la persona mayor quedaba muy satisfecha de
conocer un hombre razonable.
Los adultos gustan de cifras. Cuando ustedes les hablan de
un nuevo amigo, nunca preguntan sobre lo esencia. Jamás dicen: ¿Cuál es el
timbre de su voz?, ¿Qué juegos prefiere? ¡Acaso colecciona mariposas!, ¡No!
Preguntaran: ¿Cuál es su edad?, ¿Cuántos hermanos tiene?, ¿Cuánto pesa? Solo
entonces creerán conocerlo. Si les dicen a las personas mayores ‘’He visto una
casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el
techo’’…nunca llegaran a imaginarse la casa. Hace falta decirles: ‘’He visto
una casa de cien mil francos’’. Solo así exclamarán: ¡Oh que hermosa es!
-Un día vi
la puesta de sol ¡cuarenta y tres veces!-y más tarde añade-¿Sabes?...cuando uno
está muy triste le gustan las puestas de sol…
-¿Estabas tú
muy triste cuando contemplaste las cuarenta y tres puestas del sol?
Pero el
principito no respondió.
Me hubiera gustado
comenzar la historia como si fuera un cuento de hadas, entonces diría: ‘’Érase
una vez un principito que vivía en un planeta tan poco mayor que él, que tenía
la necesidad de un amigo…’’
Además me dijo:
-¡No supe
comprender nada has entonces! Debí de juzgarla por sus actos, pero no por sus
palabras. ¡No debía de escaparme! La flor me perfumaba y me iluminaba. Debí de
haber adivinado su tenura detrás de sus pobres astucias. ¡Las flores son tan
contradictorias! Pero yo era demasiado joven para saber amarla.
Luego
añadió:
-Ya no
esperes más porque es doloroso. Has decido irte, vete ya.
Era una flor
orgullosa, no quería que la viera llorar.
-¡Ah!, es un
súbdito-dijo el rey al ver al principito.
Y el
principito se preguntó:
‘’ ¿Cómo él
puede reconocerme su nunca antes me ha visto?’’
No sabía que
el mundo es muy sencillo para los reyes. Todas las personas son sus súbditos.
-¡Ah!, ¡ah!
¡He aquí la visita de un admirador!-exclamo de lejos el vanidoso cuando vio al
principito. Pues para los vanidosos, los otros hombres son admiradores.
-¿Qué
significa admirar?
-Admirar
significa reconocer que soy el hombre más hermoso, el mejor vestido, el más
rico, y el más inteligente del planeta.
-¡Pero tú
eres el único hombre que habita en este planeta!
-Entonces compláceme,
¡admírame!
-Te
admiro-dijo el principito encogiéndose de hombros- ¿pero de que te sirve?
-¿Y dónde
están los hombres?-pregunto al fin el principito-Se siente uno solo en el
desierto.
-También se
está solo entre los hombres-afirmo la serpiente-
-¿Los
hombres? Existen, creo que hay seis o siete; hace años que los vi, pero se sabe
nunca donde se encuentran. El viento los pasea. No tienen raíces y eso les
disgusta mucho.
-¿Quién eres?-dijo
el principito-
-¿Quién
eres?..., ¿quién eres?..., ¿quién eres?...-respondió el eco.
-Sean mis
amigos, yo estoy solo-le dijo.
-Yo estoy
solo…, yo estoy solo…, yo estoy solo-respondió el eco.
Después aún
se dijo: ‘’Me creía rico con una flor única y no tengo más que una rosa común.
Esta y mis tres volcanes que me llegan a la rodilla, de los cuales uno está
apagado y tal vez para siempre, no hacen de mi un gran príncipe…’’
Y recostado
en la hierba, lloró.
-Los hombres
–dijo el zorro- tienen fusiles y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían
gallinas. Es su único interés. ¿Tú buscas gallinas?
-No-contesto
el principito-yo busco amigos.
lunes, 1 de julio de 2013
Crece conforme pasan los años
“La belleza de una mujer
no está en la ropa que utiliza, la figura que tiene, ó en la manera en la que
cepilla su cabello. La belleza de una mujer se puede ver en sus ojos, porque
ellos son la puerta a su corazón, el lugar en donde vive el amor. La belleza
verdadera se ve reflejada en su alma, es el cuidado que te da amorosamente, la
pasión que muestra y crece conforme pasan los años”. Audrey Hepburn
domingo, 30 de junio de 2013
Y esa mujer...
"Y
esa mujer, que es hermosa como el más hermoso de mis sueños de adolescente, que
piensa como yo pienso, que gusta como yo gusto, que odia lo que yo odio, que es
un espíritu humano de mi espíritu, que es el complemento de mi ser, ¿no se ha
de sentir conmovida al encontrarme? ¿No ha de amarme como yo la amaré, como la
amo ya, con todas las fuerzas de mi vida, con todas las facultades de mi
alma?"
El Rayo de Luna. Gustavo Adolfo
Bécquer.
¡Pobre, esta loca!
"Yo quisiera poder
hacer lo que me dé la gana detrás de la cortina de “la locura”. Así, arreglaría
las flores todo el día, pintaría el dolor, el amor y la ternura, me reiría a
mis anchas de la estupidez de los otros, y todos dirían: ¡Pobre, está loca!
(sobre todo me reiría de mi estupidez). Construiría mi mundo, que mientras
viviera, estaría de acuerdo con los otros mundos. El día, o la hora, o el
minuto que viviera sería mío, y de todos. Mi locura no sería un escape de la
“realidad”: Frida Kahlo
sábado, 29 de junio de 2013
jueves, 6 de junio de 2013
sábado, 1 de junio de 2013
Sal con una chica que lee.
Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca.
Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.
Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.
Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella.
Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.
Por lo menos tiene que intentarlo.
Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.
Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos.
¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la saga Crepúsculo.
Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.
Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.
Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.
Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.
O mejor aún, a una que escriba.
Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.
Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.
Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella.
Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.
Por lo menos tiene que intentarlo.
Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.
Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos.
¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la saga Crepúsculo.
Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.
Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.
Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.
Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.
O mejor aún, a una que escriba.
Vaguemos juntos.
Te necesitaba tanto esta mañana, necesitaba hablarte y caminar,sentir que estabas a mi lado,¿te dije que otra de mis palabras favoritas es vagar?, me encanta vagar y hoy quería vagar contigo.
M. Texoxe
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