Alguna
vez había creído en el amor como enriquecimiento, exaltación de las potencias
intercesoras. Un día se dio cuenta de que sus amores eran impuros porque
presuponían esa esperanza, mientras que el verdadero amante amaba sin esperar
nada fuera del amor, aceptando ciegamente que el día se volviera más azul y la
noche más dulce y el tranvía menos incómodo. —Hasta de la sopa hago una operación
dialéctica—, pensó Oliveira.
— Rayuela, Capítulo
90, Julio Cortázar
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